Ya seas principiante o un experimentado corredor, seguro que
has experimentado alguna vez la desagradable sensación que provocan las
agujetas. Yo recientemente. Después de correr el maratón de Sevilla y tras unos
merecidos días de descanso me dispuse a salir a entrenar. Las sensaciones malísimas. Fueron apenas veinte minutos a un ritmo suave, pero acabé con
dolores en todos los lados. Al día siguiente aparecieron las tan temidas
agujetas. La verdad es que no suelo tenerlas muy a menudo. Tengo el recuerdo de
sufrirlas durante mi etapa escolar, cuando llevaba una vida más sedentaria y de
vez en cuando nos metían un poco de caña en Gimnasia.
Para los que no lo hayan comprobado en sus carnes, se
experimenta una experiencia desagradable, como si miles de agujas se clavasen
en nuestros músculos. Todo esto se produce al día siguiente o a los dos después
de un ejercicio muy intenso. Yo más bien diría que vienen originadas por
actividades que no estamos acostumbradas a realizar.
Aún hoy no hay una teoría definida que explique los motivos
por los que aparezcan las agujetas. Solo es sabe que generan un dolor ante las
contracciones musculares y estímulos de presión, que se acentúan a los dos días
y que no existe un remedio concreto para combatirlas.
No vamos a entrar a valorar si produce por la rotura de
cristales de ácido láctico o si es por la realización de ejercicios
excéntricos. Algunos justifican la aparición de las agujetas por un exceso de
láctico liberado durante la práctica y cristalizado tras el entrenamientos.
Otros estudios recientes lo atribuyen a un sobreesfuerzo de la musculatura que
provoca microroturas de las fibras musculares que acaban por inflamarlas. El
dolor final se debe a que la fibra es muy débil y no soporta ese nivel de
esfuerzo.
Por lo general las agujetas aparecen en aquellas personas
que comienzan a practicar un deporte sin estar lo suficientemente preparados.
Si estamos acostumbrados a correr cincuenta kilómetros a la semana y un día nos
estrenamos jugando al padel o al tenis seguro que al día siguiente tendremos
dolores porque activaremos músculos que por lo general no empleamos a la hora
de correr. También es común que hagan acto de presencia cuando pasamos de una
actividad suave a otra más intensa o después de realizar una con mucha
intensidad como puede ser un maratón o una carrera de fondo.
Siempre he escuchado que lo mejor para quitarlas era
haciendo más ejercicio, aunque en un estado muy agudo aconsejan descansar y
dejar el ejercicio para otro día.
No hay ninguna pócima mágica que acabe con ellas, pero os
podemos proponer una serie de medidas para aliviar el dolor, como los
estiramientos suaves, masaje suave y baños calientes con esencia de romero o
árnica. Otros recomiendan aplicar frío en la zona afectada o meterse en una
bañera con hielos. De esta manera la inflamación se reducirá.
Siempre hemos escuchado como nuestras madres nos
recomendaban tomar agua con limón y azúcar o bicarbonato para acabar con el
dolor, pero no es más que una leyenda urbana. Esto solo consigue que noshidratemos más, pero ni evitan las molestias ni las reducen.
Los fondistas solemos obsesionarnos con acumular kilómetros,
prevaleciendo la cantidad a la calidad. Por lo general hacemos unos
entrenamientos más bien aburridos con carrera continua a un ritmo soportable y
así un día sí al otro también. Intentamos salir a correr el mayor tiempo
posible para que nuestro cuerpo gane en resistencia. Y no está mal la idea.
Pero nunca debemos de descuidar la preparación, ni aunque te prepares para
competir en maratones. Nos aporta muchos beneficios y nuestro cuerpo lo acabará
agradeciendo.
Mejorando nuestra velocidad aprenderemos a competir con
mayor rapidez. Nuestro cuerpo se adaptará a reaccionar con más celeridad y
ganaremos un ritmo de carrera más ágil y cómodo en la carrera continúa. Todo
son ventajas si tenemos en cuenta que también podemos realizar los cambios de
ritmo con más facilidad y ganaremos fuerza en los músculos y articulaciones.
Existen muchos métodos para ganar velocidad, al margen de
cual sea nuestro objetivo. Lo ideal sería realizar estas sesiones durante la
época del año que menos nos carguemos de kilómetros. Para ello proponemos una
serie de entrenamientos especifícos basados en:
Rectas
y progresiones. Es un entrenamiento esencial para cualquier corredor y se
puede realizar durante cualquier época de la temporada. En las rectas no
se pretende ir a tope, si no al 80% de la velocidad máxima. Se suelen
realizar sobre una distancia de unos cien metros. Con ellas obtienes
velocidad de desplazamiento y puedes ganar en tu técnica de carrera
gracias a que das una zancada más amplia y mejoras la elasticidad de
isquiotibiales, aductores, músculos y tendones. Ganas en velocidad sin
necesidad de soportar grandes sufrimientos y con una rápida recuperación.
Algo más complejo se presentan las progresiones, que se realizan sobre la
misma distancia que las rectas pero que nos llevarán casi al 100% en su
parte final. Una buena opción es realizar una hora de carrera continua y
completar el entrenamiento con ocho rectas de cien metros y un minuto de
recuperación.
Series:
En mi opinión son los entrenamientos más duros y más sacrificados, Si no
consigues concluir las series puedes desanimarte y acabar con una
sensación de frustración importante. Las distancias y los tiempos de
recuperación dependerán de cuáles sean nuestros objetivos. Para ganar
velocidad las distancias más utilizadas van desde los 80 hasta los 300 metros. Lo
ideal está entre 150 y 200
metros alcanzando un máximo del 90% en un
entrenamiento similar a las rectas. La recuperación debe oscilar entre los
dos y tres minutos, sin necesidad de salir de nuevo cansado. Si ya tenemos
un cierto nivel y buscamos mejorar de manera rápida, podemos imprimir
ritmos más veloces y con menor tiempo de recuperación. Cuando hagamos
series tenemos que acabar con la sensación de que podíamos hacer más
metros y un poco más rápido. La cantidad de series debe de estar entre las
tres y diez veces.
Cambios
de ritmo: También conocidos como fartlek, se incluye dentro de las
sesiones de carrera continua. Resultan bastante amenos porque rompen con
la monotonía que supone correr siempre al mismo ritmo. Consiste en que
aumenten las pulsaciones durante un periodo de tiempo corto y que el
cuerpo logre recuperarse del esfuerzo sin necesidad de detenerse. Con
estos entrenamientos conseguiremos ganar en velocidad y resistencia, por
lo que se puede considerar de completo. Una buena opción es hacerlos
cuando el terreno nos sea favorable. También es posible llevarlos a cabo
por distancia, tiempo o por pulsaciones. Puedes acelerar el ritmo un
minuto o 300 metros,
recuperando a continuación sin necesidad de pararse. Para hacerlos fuertes
no es preciso hacerlos muy largos.
Los runnersabandonan el asfalto y se tiran al monte. Como
suena. Son muchos los casos de corredores aficionados que buscan nuevas
motivaciones en las carreras de montaña. Seguro que muchos de vosotros le estáis
dando vueltas a lo de correr este tipo de pruebas. Previamente habéis leído y
consultado las características y ventajas de las carreras de montaña. Para que
disfrutes tu estreno y nada te arruine tu incursión en este mundillo te vamos a
proporcionar unos cuantos consejos.
No
es necesario realizar una preparación específica: Aunque suene un poco
obvio se trata de una carrera, al margen de que sea por la montaña. Por
eso no debemos de olvidarnos de las sesiones de gimnasio (con muchas
repeticiones y poca carga), las series, velocidad y tiradas largas. Una
buena punta de velocidad nos permitirá ganar tiempo en las bajadas. También
hay que decir que aconsejan a los corredores de asfalto realizar
entrenamientos trails para ganar en resistencia y cambiar de aires. En
estas sesiones le prestas mucha más atención a la pisada y a veces ni te
preocupas de los tiempos.
Evitar
los estrenos el día de la prueba: El día de la carrera nunca debemos de
estrenar ni la ropa ni las zapatillas deportivas. Lo más importante es el
calzado pero sin despreciar la parte textil y accesorios como la gorra,
gafas o la mochila. Algunos expertos, siendo más concretos, aconsejan
probar el material incluso en circunstancias similares a las que nos
esperan en competición, ya sea con frío, nieve o sobre un terreno muy
cuesto. En las carreras de montaña de larga distancia también desempeña un
papel importante la alimentación. La organización suele disponer de puntos
de avituallamiento durante el recorrido, pero no debemos de caer en la
‘trampa’ de llenarnos demasiado, ya que estos excesos al final se acaban
pagando con problemas estomacales, mareos e incluso con el abandono. En el
caso de que optemos por ingerir geles que podamos llevar hay que probarlos
previamente en un entrenamiento para que nuestro organismo se adapte a
ellos y evitar así sorpresas el día de la prueba.
No
llegar pasado de kilómetros y entrenamientos: En un intento de llegar en
forma muchos corredores aficionados se ejercitan por encima de sus
posibilidades y a veces en exceso. Esto desencadena en un
sobreentrenamiento tanto físico como mental. Antes de afrontar una
competición hay que ir reduciendo la intensidad de los entrenamientos
durante las dos últimas semanas para llegar fresco al gran día. Otro error
en el que suelen caer muchos es no seleccionar las competiciones. Un
exceso de carreras tampoco es recomendable ya que podemos perderle el
gusto. Algunos recomiendan competir una vez al mes como máximo, siendo lo
ideal una al trimestre. Un exceso de carreras puede desencadenar un
aumento del cansancio y posibles lesiones. Cuando nos ponemos un dorsal
solemos ir al máximo y no es bueno alcanzar esos límites todas las
semanas. Es necesario tener una motivación para salir a entrenar y al cabo
de una temporada podemos plantearnos dos o tres objetivos. Al no ser
profesionales es muy complicado estar a tope de nuestras posibilidades
todo el año.
Somos
nuestro máximo rival: En las carreras de montaña es donde realmente
entendemos ese concepto de que tenemos que competir contra nosotros
mismos. Tenemos que demostrar nuestra resistencia y nuestra adaptación al
terreno, pero para eso tenemos que desconectar de nuestra mente de runner
de asfalto, donde controlamos el ritmo de cada kilómetro, los pasos
intermedios, liebres y demás. Para todos los que empiezan lo esencial es
finalizar la competición y si puede ser hacerlo con buenas sensaciones que
nos inviten a repetir la experiencia. Tiene poco sentido en las carreras
de montaña intentar seguir el ritmo de otros competidores. Siendo una carrera
muy técnica esto puede tener resultados fatales para nosotros. Debemos de
asumir que hay gente que sube mejor que otros o que las bajadas pueden ser
un terreno propicio para sacar distancia al resto. La montaña nos invita a
disfrutar de la carrera y del entorno, por lo que el resultado no deja de
ser algo anecdótico, aunque cueste mucho a los nuevos runners que llegan
procedentes de las carreras populares en asfalto. El trail no tiene nada
que ver con estas pruebas.
Utilizar
un material adecuado: Para las carreras de montaña no se recomiendan
precisamente las zapatillas de running. El calzado merece una atención
especial, sobre todo para las pruebas más largas, donde deben de primar
los playeros con estabilidad, amortiguación y sujeción. Durante nuestro recorrido, que suele
durar varias horas, las condiciones climatológicas pueden ir variando a lo
largo del día y más en la montaña. Por eso hay que ir lo suficientemente
equipado con ropa de abrigo. Unas gafas de sol y una gorra también nos
podrían salvar la vida en caso contrario. Por ejemplo podemos tomar la
salida con 12 grados y cuando lleguemos a la cima la temperatura puede
llegar a bajar hasta los 0. Para no llevarnos sorpresas debemos de ir lo
suficientemente informados de las previsiones del tiempo. En los tiempos
que corren todo el mundo puede acceder a Internet, donde nos detallan las
condiciones climatológicas por horas.
Antes de ponerse a realizar carreras de montaña hay que
familiarizarse con el entorno. Podemos iniciarnos haciendo marchas por el
monte. No es una mala idea si tenemos en cuenta que en las pruebas más duras y
con fuertes desniveles realizaremos tramos andando. Antes de lanzarnos a la
aventura de las grandes distancias tenemos que probar nuestras capacidades en
pruebas más cortas de cinco o diez kilómetros.
No debemos de descuidar nunca nuestra alimentación. Una mala
hidratación puede abocarnos a la retirada, por eso debemos de ingerir líquidos
cada poco y llevarnos algo a la boca en forma de sólidos para que no aparezcan
las tan temidas pájaras.
Un aspecto de las pruebas de trail que echa para atrás a
muchos runners de asfalto son las bajadas. Hay que tomárselas con mucha calma y
aunque nos dé vergüenza debemos descender sin arriesgar más de la cuenta. Vale
más pescar por defecto que por exceso. Por contra en los ascensos no existe
tanto peligro, todo dependerá de los desniveles que nos encontremos. En los
casos más duros tendremos que seguir nuestro camino andando.
Lo ideal es realizar la carrera en todo momento entero, sin
llegar a un agotamiento excesivo. Las pruebas de montaña son totalmente
distintas a las que disputamos los domingos por las calles de nuestra ciudad.
Son ritmos y durezas distintas, pero con el mismo objetivo, disfrutar al máximo
y llegar a la meta en las mejores condiciones posibles. Más que atravesar la
meta, aquí lo que importa es llegar a la cima.
Elegir las zapatillas ideales para correr los próximos mil
kilómetros no es tarea sencilla. Por eso debemos de comparar y buscar las que
mejor se adapten a nosotros, reparando también en el tipo de pisada. Aunque nos
suene a chino podemos ser pronadores, supinadores o neutros. No os preocupéis
porque vamos a explicaros bien lo qué es cada cosa.
La carrera a pie comprende tres fases. La primera hace
referencia al impacto del talón sobre el suelo, la segunda de apoyo del pie y
en la tercera nos impulsamos gracias a la parte delantera del pie y los dedos. Es
en la segunda parte de este proceso donde se evidencia el tipo de corredores
que somos. Los pronadores (la mayoría de las personas pertenecen a este grupo)
hunden el pie hacia dentro mientras que los supinadores lo hacen al revés,
hacia fuera. Por el contrario la pisada neutra mantiene el eje del
desplazamiento lineal, sin ninguna alteración del pie.
El tipo de pisada no implica nada malo en tu forma de
correr, aunque si que supone un factor importante a la hora de escoger una
zapatilla de running.
Pronación:
A la hora de correr o caminar la pronación suaviza el golpe del contacto
inicial. Si no pronásemos todo el impacto recaería sobre la parte superior
de las piernas y afectaría a la mecánica de las extremidades inferiores.
La pronación nos permite ‘reconocer’ sobre qué superficie trotamos y
amortigua el impacto. Vamos a describir los pasos que siguen los
pronadores:
El
talón toca el suelo
El
pie empieza a rotar ligeramente hacia dentro, al igual que las rodillas y
los huesos de la pierna. Un exceso de movimiento hacia dentro no solo
puede sobrecargar la rodilla sino también la zona lumbar y la cadera. En
su intento de contrrrestar la inestabilidad del pie y sobrecargas los
músculos del tobillo y el pie trabajan a destajo.
Cuando
la parte delantera del pie contacta con el suelo los huesos aún están en
una posición de cierta relajación que impiden una impulsión más fuerte.
El
pie de pronación deja el contacto con el suelo con la zona comprendida
entre el dedo índice y el pulgar. En carreras largas son muchos los
corredores neutros que víctimas del cansancio acaban realizando una pisada
pronadora.
Supinación:
El impacto se registra por la zona externa. Esta carga lateral del pie se
registra durante todo el ciclo de pisada pudiendo afectar a nuestra
eficacia corriendo. Los supinadores suelen desgastar la zona exterior del
talón y la parte superior presenta ciertas deformaciones en el lateral
externo. Solo un 5% de los runners son supinadores y hace referencia a los
que tienen un arco muy alto Sus pies les permiten realizar una potente
propulsión lo que favorece a los corredores de velocidad. Por contra los
de larga distancia tienen más complicaciones por la escasa amortiguación
en su pisada. Hay que decir que los supinadores son más propensos a las
lesiones debido al impacto y a las fracturas por estrés, por lo que lo
mejor serían que se calzasen unas zapatillas neutras con mucha
amortiguación. De esta manera nuestras piernas sufrirán mucho menos con el
impacto.
El
apoyo del talón es normal.
El
pie rota hacia dentro. Los huesos y articulaciones no se relajan y a causa
de esto el impacto es más alto en un área menor de lo normal.
Cuando
la parte interior contacta contra el suelo sus huesos se mueven con más
facilidad sin que apenas se pierda potencia de batida.
El
supinador empuja la pisada hacia los dedos pequeños.
Pisada
neutra: Con esta pisada se consigue un equilibrio adecuado entre la
absorción y estabilidad.
El
talón contacta con el suelo por su parte exterior. Por lo general veremos
como se desgastan las zapatillas por esta zona, esto es por impacto que se
debe sobre todo a que las caderas son más anchas que la distancia lateral
entre los pies al correr.
El
pie rota hacia dentro unos cuatro grados, lo que permite relajar las
articulaciones y apoyarse en terrenos irregulares sin perder el
equilibrio.
A
medida que la parte anterior del pie va tocando suelo, vuelve a rotar
hacia fuera de nuevo. Esta rotación bloque las articulaciones y permite
generar un punto de apoyo más resistente para hacer una buena propulsión.
Chema Martínez ya había avisado: «Voy a dar el 100% desde el primer metro de carrera». Y así lo hizo el internacional madrileño, que, conducido de forma impecable por Marcos Peón hasta cerca del kilómetro 9, consiguió ayer una brillante victoria en el Medio Maratón de Gijón Villa de Jovellanos, que encumbra a la prueba entre las mejores del país. Por su parte, la cántabra Irene Pelayo también consiguió su objetivo y se llevó el triunfo en su debut sobre esta distancia.
Las Mestas volvió a acoger la gran fiesta del atletismo en la que cada año se convierte esta competición, que comenzó a vivirse desde primeras horas de la tarde, cuando los participantes empezaron a llegar al recinto gijonés. Además, el día primaveral de ayer fue la mejor invitación para transitar por las calles de la ciudad.
Los aficionados también respondieron a la prueba y salieron a la calle a jalear y animar a los 2.000 participantes. Incluso llegaron a abarrotar algunos lugares del trazado y, en distintos lugares del recorrido, al estilo de las grandes pruebas, varios disc jockeys amenizaron el paso de los atletas,
Los dos mil participantes tomaron la salida en medio de un ambiente de excepción, en el que Chema Martínez volvió a ser la gran estrella de la prueba. Los corredores portaron lazos rojos en sus camisetas en señal de repulsa por el atentado del Maratón.
Siempre hacemos hincapié en la necesidad de entrenar bien y
descansar para conseguir nuestros objetivos, pero no debemos olvidarnos de una
buena alimentación. Comer de manera equilibrada nos permitirá mejorar nuestro
rendimiento. Toda persona debe de seguir una dieta correcta que pasa por
ingerir al día un 60% de hidratos de carbono, 25% de grasas y el 15% de
proteínas. Es más o menos la proporción que se debe de seguir, pero también
dependerá de las calorías que quememos. En cuanto a las comidas, lo ideal es
realizar cinco, de las cuales tres serás más fuertes. El desayuno, comida y
cena, más otras dos a media mañana y a media tarde. De esta manera
conseguiremos picar entre horas, que lo único que puede provoca es que ganemos
peso.
El principal combustible para nuestras piernas son los
hidratos de carbono, que encontramos en la pasta, arroz y hortalizas. Las
grasas también deben de componer nuestra dieta, sobre toda las insaturadas,
entre las que se encuentra el aceite de oliva. A nivel energético aportan
muchos valores, sobre todo a los corredores de fondo. Debemos de evitar las
grasas hidrogenadas en la media de lo posible. Por otra parte, si nos excedemos
del 15% en proteínas conseguiremos darle un trabajo extra a nuestro hígado, que
es el encargado de metabolizarlas.
La ingesta de líquidos también forma parte de las medidas a
tomar para mantenernos en forma. Es sabido por todos que hay que beber al menos
dos litros de agua al día y que ni el exceso ni el defecto son recomendables.
Son muchos los que se unen al mundo del running para perder
peso. El mayor gasto energético junto a un mayor control alimenticio nos
permitirá bajar kilos. En este caso, los nutricionistas aconsejan aumentar la
ingesta de proteínas, pero para mantener el nivel de actividad física no
debemos de descuidar el consumo de hidratos de carbono. Otro caso es lo que
suele ocurrir con los que intentan adelgazar para correr. Intentan bajar unos
gramos para mejorar sus marcas y correr más rápido, pero estos corredores ya
están bastante delgados. Esta situación es bastante compleja y la solución no
pasaría por reducir la ingesta diaria de comida. Algo muy común entre los
corredores es la aparición de anemias. Las reservas de hierro suelen volver a
sus niveles con suplementos de hierro y una dieta correcta.
Antes de lanzarnos a correr el maratón hay que hacerlo con
la garantía de que nuestros depósitos están a tope y estemos lo suficientemente
preparados. Durante los días previos hay que incrementar un poco más la ingesta
de hidratos de carbono y vigilar mucho más la hidratación y el equilibrio
electrolítico que establece unos niveles de hidratación más equilibrados.
Durante nuestra preparación no serán necesarios los
suplementos nutricionales si apostamos por una dieta lo suficientemente
equilibrada que contenga las vitaminas y nutrientes adecuados. Si nos notamos
un poco cansados podemos acudir al médico para realizar algún control o
revisión y que en vista de estos resultados nos recete algún suplemento. A
continuación os desvelamos dónde podemos encontrar todo aquello que nos falta y
evitar así cualquier pastilla o batido:
Vitamina
C: Es un gran antioxidante que aumenta la asimilación del hierro y nos
previene de resfriados. Se encuentra en los cítricos como la naranja o el
limón.
Proteínas:
Los suplementos de proteínas vienen en forma de batidos y sirven para
regenerar la musculatura y conservar la masa muscular ante las pérdidas
que se originan con los grandes esfuerzos. La mejor opción es conseguir
las proteínas mediante la ingesta de legumbres, pescados y huevos.
Glutamina:
Su ingesta en forma de suplementos regenerará las micro roturas y daños
que hayan podido sufrir los músculos. Entre los alimentos que la contienen
están la pasta, frutas, cereales y algunas verduras.
Hidratos
de carbono: Este suplemento acelera el llenado de los depósitos de
glucógeno, principal fuente de producción de energía del organismo.
También se pueden encontrar en cereales, frutas, verduras y pastas.
Hierro:
Están relacionadas con el transporte de oxígeno en sangre. Es muy común
entre los deportistas tener problemas de anemia, que se sienten con una
sensación de cansancio constante. El aporte de hierro nos permite tener
unos niveles de hematocrito y hemoglobina adecuados. Alimentos como las legumbres
y las carnes rojas también nos pueden proporcionar mucho hierro.
Miles de kilómetros se han acumulado en las piernas, horas
de sufrimiento incontables y un objetivo en mente. Nos encontramos ante el gran
día. El maratón nos espera en uno de los días más especiales de nuestra carrera
como corredor popular. Durante un momento tendremos que aparcar todas las dudas
generadas sobre el ritmo, nuestras sensaciones o una contractura que nos trajo
de cabeza.
Te levantas con un gusanillo en el estómago y con la
sensación de saber que ya no hay marcha atrás. Desde el día anterior ya tenemos
preparado todas nuestras ‘herramientas’ para el maratón: camiseta, pantalón,
calcetines, zapatillas, el dorsal y algo de agua por si nos entra sed antes de
la carrera.
Procura levantarte temprano y desayunar al menos dos horas
antes de la competición, intentando no modificar mucho tus hábitos alimenticios. Intenta ingerir durante el desayuno los zumos y alimentos que
estás acostumbrado a tomar, ya que de lo contrario te podría pasar factura en
el estómago. Antes de la carrera procura hidratarte bien con bastante agua
aunque no tengas sed.
Recuerda siempre cubrir con vaselina todas aquellas zonas
del cuerpo susceptibles de rozamiento. Las zonas más sensibles son los pezones,
los muslos, los dedos de los pies o la planta. Cuando mayor sea la distancia
más posibilidades hay de sufrir estas consecuencias.
Antes de la carrera te siguen ahogando los nervios, pero a
medida que pasa el tiempo van disminuyendo y no tiene nada que ver con el
estrés que tienes a primera hora de la mañana, cuando lo único que deseas es
llegar a la salida y compartir experiencias con tus compañeros de carrera. Una
vez que eches a rodar los nervios desaparecerán. Recuerda que antes de la
competición tienes que realizar ejercicios de calentamiento, pero que no sean
muy intensos. Lo importante es salir fresco.
Una vez metidos en carrera cada uno adoptará el ritmo que
considere más adecuado a sus condiciones, pero lo ideal es mantener una táctica
conservadora para ir incrementando la intensidad con el paso de los kilómetros.
Anímicamente es mucho más reconfortante adelantar a tus rivales durante los
últimos kilómetros que ser rebasado. Intenta beber en casi todos los
avituallamientos, aunque sea un poco. Muchas veces no tendremos sed, pero hay
que adelantarse a ella. En el caso de que te surja el tan temido flato, no te
agobies. Baja el ritmo y presiona la zona afectada. Cuando el dolor que
suframos sea físico o de otro tipo y no podamos controlarlo lo mejor será
detenerse. Esto es solo una carrera y habrá muchas más. Da mucha rabia tener
que abandonar, sobre todo cuando te has recorrido cientos de kilómetros,
desplazas a toda la familia a otra ciudad y te has visto sometido a un
entrenamiento estricto durante los últimos meses. Aunque el maratón es una
prueba en la que se sufre mucho, este estado se alcanza por el intenso esfuerzo
no por molestias musculares. Seguro que te surgirán calambres en piernas, y en
algunos casos como a mí, en hombros, mandíbula o brazos. El dolor es
insoportable, pero te resistes a abandonar.
Una vez que llegues y atravieses la línea de meta no te
detengas en seco y continúa caminando un poco. Abrígate bien con ropa seca e
intenta no coger frío, ya que aunque haga calor es muy fácil resfriarse porque
has perdidos muchas defensas por el esfuerzo. Bebe mucho líquido y repón
fuerzas comiendo fruta. Tanto para la comida como para la cena recomiendan un
menú ligero compuesto por hidratos de carbono, pero yo después de varios días
cansándome de comer pasta y arroz, me permito algún que otro lujo. Salgo a
comer con la familia a algún restaurante que ofrezca platos típicos de la zona
y me doy algún capricho en forma de dulce. No nos olvidemos nunca de que no
somos profesionales y de que corremos para disfrutar y sentirnos mejor.
Para que los músculos se repongan lo antes posible es bueno
meterse durante unos minutos en una bañera con agua fría, para a continuación
darse una buena ducha de agua caliente. Por cierto, al final de la prueba no
tendremos muchas ganas de caminar, así que deja el coche cerca de la meta o
arréglatelas para coger un taxi o el metro. Otra opción, que es mi preferida,
es alojarme en un hotel cercano a la llegada. Lo que no se puede remediar son
las agujetas que soportaremos durante los próximos tres días. Cuando más lo
acusaremos será cuando tengamos que bajar escaleras o subir a la moto. La gente
nos mirará un poco extrañados, pero seguramente no sepan que somos unos
deportistas de primera. A continuación te recomendamos que sigas los pasos que recoge el siguiente video para soportar lo mejor posible el maratón..
Después de la carrera
Por la tarde hay que intentar beber bastante líquido para
reponer todo lo perdido durante la mañana. Después de la comida intenta echar
una pequeña siesta o al menos túmbate para que las piernas descansen un poco.
No os preocupéis por las agujetas que aparecerán, en apenas un par de días se
marcharán por donde vinieron. Tómate unos 10 o 15 días de descanso antes de
volver a correr. Lo importante es que cuando lo retomes lo hagas con mucho
ilusión y ganas. Volver por volver no tendría mucho sentido. Al principio es
como empezar de cero porque tendrás que correr a ritmos suaves durante media
hora aproximadamente. Personalmente yo me inclinó por realizar un maratón al
año, así que tenemos tiempo para preparar el siguiente. ¿Y por qué uno cada
doce meses? Si corremos uno cada poco lo más seguro es que le perdamos el
respeto a la distancia y nos acabe aburriendo.
¿Premio para los valientes o para los prudentes?
Uno no conoce la dureza del maratón hasta que la prueba. Se
suele decir que la propia carrera es cruel con los valientes que arriesgan y
generosa con los sensatos que optan por la prudencia. Lo peor que le puede
pasar a cualquier corredor es equivocarse y pasarse de ritmo. Eso te puede
pasar factura, pero sin embargo si optas por una estrategia más conservadora,
si te llegas a encontrarte bien en el tramo final puedes recuperar el tiempo perdido al
principio. Es como una partida de estrategia contra uno mismo. Te darás cuenta
de que has fallado cuando las piernas empiezan a fallarte y no puedes aguantar
el ritmo que llevabas. Los que ya tienen unas cuantas carreras de experiencia
son los que saben comportarse en este tipo de situaciones, y posiblemente
porque hayan aprendido de sus propios errores.
Todos dividimos el maratón en dos partes (21 y 21 kilómetros). Hay
que intentar no ir siempre al límite porque lo más seguro es que no lleguemos a
meta, por lo que lo ideal sería optar por una primera media maratón a un ritmo
más lento que en la segunda parte. Si en los primeros kilómetros aprecias que
has ido demasiado rápido no pasa nada. Estás a tiempo de corregir el problema
bajando el ritmo y adecuándolo a tus condiciones.
Muchas veces nos preguntamos cuál es el ritmo más adecuado
para realizar el maratón. Para ello seguro que hemos corrido unas cuantas
medias maratones. El resultado de éstas nos permitirán sacar conclusiones de lo
que podemos conseguir. Lo normal es el doble más el 10%. Los que realicen 1
hora y 30 minutos podrían acabar el maratón en torno a las 3 horas 15 minutos.
No es una ciencia exacta, por lo que también se pueden obtener unos mejores
resultados. Sin lugar a dudas el primer reto en la distancia es el más
ilusionante, no tenemos la referencia de una marca anterior ni la ansiedad de
mejorarla, por lo que toca salir a disfrutar.
Siempre insistimos en la necesidad de hidratarse
correctamente tanto antes como durante la carrera, con varios sorbos en cada
avituallamiento. En la mayoría de las pruebas también ofrecen esponjas para
paliar el calor. Te vendrán bien para rebajar la temperatura corporal. Echate
el agua por la nuca y las áxilas.
Un fallo en el maratón se acaba pagando muy caro, por eso es necesario
salir con las ideas claras y con los ritmos adecuados. No debemos dejarnos
llevar por los impulsos iniciales, cuando nuestros compañeros salen a toda
velocidad y nos encontramos aún muy descansados. No te preocupes si sales
demasiado atrás y tienes que pasar a mucha gente. Ante todo evita los cambios
de ritmo y hacer zig-zag, ya que posiblemente lo acabes pagando al final y
además puedes tropezarte con algún otro atleta. La verdadera carrera comienza a
partir del kilómetro 30, cuando todo se te hará mucho más duro.