domingo, 28 de abril de 2013

Consejos para el día del maratón



Miles de kilómetros se han acumulado en las piernas, horas de sufrimiento incontables y un objetivo en mente. Nos encontramos ante el gran día. El maratón nos espera en uno de los días más especiales de nuestra carrera como corredor popular. Durante un momento tendremos que aparcar todas las dudas generadas sobre el ritmo, nuestras sensaciones o una contractura que nos trajo de cabeza.
Te levantas con un gusanillo en el estómago y con la sensación de saber que ya no hay marcha atrás. Desde el día anterior ya tenemos preparado todas nuestras ‘herramientas’ para el maratón: camiseta, pantalón, calcetines, zapatillas, el dorsal y algo de agua por si nos entra sed antes de la carrera.
Procura levantarte temprano y desayunar al menos dos horas antes de la competición, intentando no modificar mucho tus hábitos alimenticios. Intenta ingerir durante el desayuno los zumos y alimentos que estás acostumbrado a tomar, ya que de lo contrario te podría pasar factura en el estómago. Antes de la carrera procura hidratarte bien con bastante agua aunque no tengas sed.
Recuerda siempre cubrir con vaselina todas aquellas zonas del cuerpo susceptibles de rozamiento. Las zonas más sensibles son los pezones, los muslos, los dedos de los pies o la planta. Cuando mayor sea la distancia más posibilidades hay de sufrir estas consecuencias.

Antes de la carrera te siguen ahogando los nervios, pero a medida que pasa el tiempo van disminuyendo y no tiene nada que ver con el estrés que tienes a primera hora de la mañana, cuando lo único que deseas es llegar a la salida y compartir experiencias con tus compañeros de carrera. Una vez que eches a rodar los nervios desaparecerán. Recuerda que antes de la competición tienes que realizar ejercicios de calentamiento, pero que no sean muy intensos. Lo importante es salir fresco.
Una vez metidos en carrera cada uno adoptará el ritmo que considere más adecuado a sus condiciones, pero lo ideal es mantener una táctica conservadora para ir incrementando la intensidad con el paso de los kilómetros. Anímicamente es mucho más reconfortante adelantar a tus rivales durante los últimos kilómetros que ser rebasado. Intenta beber en casi todos los avituallamientos, aunque sea un poco. Muchas veces no tendremos sed, pero hay que adelantarse a ella. En el caso de que te surja el tan temido flato, no te agobies. Baja el ritmo y presiona la zona afectada. Cuando el dolor que suframos sea físico o de otro tipo y no podamos controlarlo lo mejor será detenerse. Esto es solo una carrera y habrá muchas más. Da mucha rabia tener que abandonar, sobre todo cuando te has recorrido cientos de kilómetros, desplazas a toda la familia a otra ciudad y te has visto sometido a un entrenamiento estricto durante los últimos meses. Aunque el maratón es una prueba en la que se sufre mucho, este estado se alcanza por el intenso esfuerzo no por molestias musculares. Seguro que te surgirán calambres en piernas, y en algunos casos como a mí, en hombros, mandíbula o brazos. El dolor es insoportable, pero te resistes a abandonar.
Una vez que llegues y atravieses la línea de meta no te detengas en seco y continúa caminando un poco. Abrígate bien con ropa seca e intenta no coger frío, ya que aunque haga calor es muy fácil resfriarse porque has perdidos muchas defensas por el esfuerzo. Bebe mucho líquido y repón fuerzas comiendo fruta. Tanto para la comida como para la cena recomiendan un menú ligero compuesto por hidratos de carbono, pero yo después de varios días cansándome de comer pasta y arroz, me permito algún que otro lujo. Salgo a comer con la familia a algún restaurante que ofrezca platos típicos de la zona y me doy algún capricho en forma de dulce. No nos olvidemos nunca de que no somos profesionales y de que corremos para disfrutar y sentirnos mejor.

Para que los músculos se repongan lo antes posible es bueno meterse durante unos minutos en una bañera con agua fría, para a continuación darse una buena ducha de agua caliente. Por cierto, al final de la prueba no tendremos muchas ganas de caminar, así que deja el coche cerca de la meta o arréglatelas para coger un taxi o el metro. Otra opción, que es mi preferida, es alojarme en un hotel cercano a la llegada. Lo que no se puede remediar son las agujetas que soportaremos durante los próximos tres días. Cuando más lo acusaremos será cuando tengamos que bajar escaleras o subir a la moto. La gente nos mirará un poco extrañados, pero seguramente no sepan que somos unos deportistas de primera. A continuación te recomendamos que sigas los pasos que recoge el siguiente video para soportar lo mejor posible el maratón..



Después de la carrera
Por la tarde hay que intentar beber bastante líquido para reponer todo lo perdido durante la mañana. Después de la comida intenta echar una pequeña siesta o al menos túmbate para que las piernas descansen un poco. No os preocupéis por las agujetas que aparecerán, en apenas un par de días se marcharán por donde vinieron. Tómate unos 10 o 15 días de descanso antes de volver a correr. Lo importante es que cuando lo retomes lo hagas con mucho ilusión y ganas. Volver por volver no tendría mucho sentido. Al principio es como empezar de cero porque tendrás que correr a ritmos suaves durante media hora aproximadamente. Personalmente yo me inclinó por realizar un maratón al año, así que tenemos tiempo para preparar el siguiente. ¿Y por qué uno cada doce meses? Si corremos uno cada poco lo más seguro es que le perdamos el respeto a la distancia y nos acabe aburriendo.

¿Premio para los valientes o para los prudentes?
Uno no conoce la dureza del maratón hasta que la prueba. Se suele decir que la propia carrera es cruel con los valientes que arriesgan y generosa con los sensatos que optan por la prudencia. Lo peor que le puede pasar a cualquier corredor es equivocarse y pasarse de ritmo. Eso te puede pasar factura, pero sin embargo si optas por una estrategia más conservadora, si te llegas a encontrarte bien en el tramo final  puedes recuperar el tiempo perdido al principio. Es como una partida de estrategia contra uno mismo. Te darás cuenta de que has fallado cuando las piernas empiezan a fallarte y no puedes aguantar el ritmo que llevabas. Los que ya tienen unas cuantas carreras de experiencia son los que saben comportarse en este tipo de situaciones, y posiblemente porque hayan aprendido de sus propios errores.
Todos dividimos el maratón en dos partes (21 y 21 kilómetros). Hay que intentar no ir siempre al límite porque lo más seguro es que no lleguemos a meta, por lo que lo ideal sería optar por una primera media maratón a un ritmo más lento que en la segunda parte. Si en los primeros kilómetros aprecias que has ido demasiado rápido no pasa nada. Estás a tiempo de corregir el problema bajando el ritmo y adecuándolo a tus condiciones.
Muchas veces nos preguntamos cuál es el ritmo más adecuado para realizar el maratón. Para ello seguro que hemos corrido unas cuantas medias maratones. El resultado de éstas nos permitirán sacar conclusiones de lo que podemos conseguir. Lo normal es el doble más el 10%. Los que realicen 1 hora y 30 minutos podrían acabar el maratón en torno a las 3 horas 15 minutos. No es una ciencia exacta, por lo que también se pueden obtener unos mejores resultados. Sin lugar a dudas el primer reto en la distancia es el más ilusionante, no tenemos la referencia de una marca anterior ni la ansiedad de mejorarla, por lo que toca salir a disfrutar.
Siempre insistimos en la necesidad de hidratarse correctamente tanto antes como durante la carrera, con varios sorbos en cada avituallamiento. En la mayoría de las pruebas también ofrecen esponjas para paliar el calor. Te vendrán bien para rebajar la temperatura corporal. Echate el agua por la nuca y las áxilas.
Un fallo en el maratón se acaba pagando muy caro, por eso es necesario salir con las ideas claras y con los ritmos adecuados. No debemos dejarnos llevar por los impulsos iniciales, cuando nuestros compañeros salen a toda velocidad y nos encontramos aún muy descansados. No te preocupes si sales demasiado atrás y tienes que pasar a mucha gente. Ante todo evita los cambios de ritmo y hacer zig-zag, ya que posiblemente lo acabes pagando al final y además puedes tropezarte con algún otro atleta. La verdadera carrera comienza a partir del kilómetro 30, cuando todo se te hará mucho más duro.